Cuando el cine se viste de cempasúchil, Coco y El Libro de la Vida: dos visiones que inmortalizaron el alma de México.
Entre cempasúchiles, altares y guitarras, el cine encontró una forma de hablar sobre la vida y la muerte con ternura, ritmo y color. Dos películas han logrado capturar la esencia del Día de Muertos y proyectarla al mundo: Coco (Disney Pixar, 2017) y El Libro de la Vida (producción de Guillermo del Toro, 2014).
Ambas se convirtieron en más que simples filmes animados: son cartas de amor a México, su cultura y la memoria de aquellos que ya no se encuentran con nosotros.

Antes de Coco, El Libro de la Vida encendió la primera vela, con la guía creativa de Guillermo del Toro y dirigida por Jorge R. Gutiérrez presentó una estética explosiva inspirada en el arte popular mexicano. La historia sigue a Manolo Sánchez, un joven dividido entre el deber familiar y su pasión por la música, quien viaja al inframundo para reencontrarse con el amor de su vida.
El filme combina humor, cultura y romance con una profunda reflexión sobre el legado y la valentía de seguir el propio corazón. Del Toro aportó su sello característico: mundos oníricos y una sensibilidad poética por lo efímero.
“Quería una película donde los muertos no dieran miedo, sino esperanza.”
— Guillermo del Toro
Visualmente, El Libro de la Vida es una ofrenda cinematográfica, cada cuadro evoca el arte mexicano: el tallado en madera, el papel picado, los bordados y el colorido que convierte la muerte en un espectáculo de belleza.

Tres años más tarde, Pixar presentó Coco, una historia que trascendió fronteras y se convirtió en un fenómeno cultural. Dirigida por Lee Unkrich y Adrián Molina, la cinta cuenta la historia de Miguel Rivera, un niño que sueña con ser músico pese a la prohibición familiar y que accidentalmente cruza al inframundo durante la celebración del día de los muertos.
La película se distingue por su calidez emocional, su música entrañable y su extraordinaria atención al detalle cultural. Desde los tonos naranjas del cempasúchil hasta las guitarras decoradas, cada elemento fue diseñado con asesoría de artistas y antropólogos mexicanos.
Convirtiéndose en un éxito rotundo y logrando obtener dos Premios Óscar: Mejor Película Animada y Mejor Canción Original por Remember Me. Pero su verdadero triunfo fue en lo emocional, donde millones de espectadores en el mundo quedaron cautivados por el poderoso mensaje y quienes lloraron, sonrieron y recordaron a sus propios seres queridos gracias a una historia nacida del corazón mexicano.
“La memoria es el puente entre los vivos y los que ya no están.
Y en México, ese puente se cruza con música.”
— Adrián Molina, codirector de Coco
Ambas cintas no solo representan la creatividad y sensibilidad de dos cineastas; son el reflejo del alma y la cultura mexicana, recordándonos que la vida y la muerte no son opuestos, sino capítulos de una misma historia.
